Lo prometido es deuda y ayer cuando vísteis a mis peques con las manos en la masa en las redes sociales os aseguré que hoy estaría disponible mi receta para hacer arena kinética casera. La verdad es que aquí tenemos comprada pero mis hijos la vieron de colores y sencillamente pensé en hacerla con ellos. No todo va a ser comprar...

Los materiales que se necesitan son muy baratos y sencillos. Seguramente no os haga falta comprar nada sino que en la cocina los tendréis:

Estas cantidades que he usado ha sido para cada uno de mis hijos y, a priori, ha sido todo a ojímetro, no voy a mentir. De hecho, la cantidad de sal para poder deciros la he calculado después de ver lo que quedaba en el paquete de kilo que he empezado para hacer la arena kinética.

Aquí lo han hecho todo los peques y la verdad es que se les ha dado bastante bien en general. Los pasos son muy sencillos:

Echar la sal en un recipiente y añadir las dos cucharadas de maizena. Mezclarán todo muy bien de forma que quede todo integrado y no se aprecie la maizena.

Después añadirán las dos cucharadas de jabón para vajilla. Aquí hemos usado una muestra que había por casa (y ha resultado ser azul) para que fuera más fácil de manejar el bote pero sirve cualquiera. Y otra vez a mezclarlo todo muy bien.

Por último añadirán las gotas del colorante que quieran y mientras van mezclando irán echando agua poco a poco para darle la consistencia necesaria. En este paso, en la mezcla de Adri se nos fue un poco la mano con el agua pero luego se puede apañar, no es nada preocupante. Por eso es mejor echar 3 cucharaditas de agua para empezar y luego si es necesario añadir más.

Cuando ya esté todo bien mezclado y la consistencia es la que buscábamos hay que dejarlo secar como una horita. O si tenemos mucha prisa en usarla podemos meterla en el microondas unos 15-20 segundos para acelerar el proceso.

Y listo. No tiene más. A disfrutar, a jugar, a darle forma con las manos o con algún molde de los que tengan del parque y ya está.

La verdad es que para lo poco que cuesta hacerla en tiempo y en dinero merece la pena hacer la prueba. A los peques les va a gustar igual que la comprada y cuando se cansen de jugar con meterla en unos tuppers se conserva bien. Y si viéramos que se seca con añadir un chispazo de agua se puede apañar en un momento.

Bueno, pues espero que os haya gustado y ya sabéis que si no queréis perderos nada podéis seguirme en facebook y en twitter.