Confesiones: soy asocial

Ya os dije ayer por facebook que había podido leer los comentarios que habíais dejado en las votaciones de los premios Madresfera. Además de emocionarme hasta la médula me chocó que en esos comentarios me sentíais o me describíais como "cercana". Y me chocó porque normalmente veo en vivo y en directo las reacciones de las personas con las que trato pero en el 2.0 no os veo la cara, no sabía qué podíais pensar de mí o de lo que escribo. Por esto he decidido sincerarme un poco...

asocial, confesiones, vida real, vida virtual, batiburrillo


Aunque escribo bastante solo cuento cosas que no me importa que se sepan pero procuro contar poco o nada de mi vida privada. Tener un blog exponiendo solo una parte es posible realmente pero hoy me apetece un momento de desahogo y voy a confesar lo peor de mi: soy asocial. Y aunque suene a cachondeo no es coña.

Cualquiera lo diría, ¿verdad? Una señora que tiene un blog desde hace tres años y medio. Una señora que tiene redes sociales en activo. Una señora que tiene como profesión ser comercial. Pues será que es una señora muy rara... 

Pero la realidad es que no me gusta tratar en mi vida privada con otras personas salvo con un círculo reducido de confianza. Muchas veces me siento un poco como Sheldon Cooper: no llevo bien los cambios y mi personalidad es... peculiar. Y para rematar tengo un genio de mil pares. No tengo punto medio. O me río de mi sombra o bufo y saco las uñas como una gata.

asocial, confesiones, vida real, vida virtual, batiburrillo
Con lo a gusto que estoy yo detrás de mi pantalla...

¿Motivos para ser asocial? Pues porque no me siento cómoda rodeada de gente. Siento que no encajo y realmente es que tampoco tengo ganas de encajar. Me gusta cómo soy y me acepto con todas mis taras. Realmente soy consciente de que soy una persona que caigo muy mal cuando se me conoce. A priori soy muy seca y muy seria, tengo un carácter muy fuerte y además llevo una coraza que me cuesta mucho aflojar.

A veces pienso "¿por qué soy así? y creo que tiene mucho que ver con mi infancia. De niña tuvimos que trasladarnos de ciudad en muchas ocasiones y cada vez era cortar con todo: colegios, actividades, amigos... y vuelta a empezar. El último cambio tocó en una época bastante regulera. Con 12 años, en plena pubertad y con unas amistades muy consolidadas que dejar atrás de nuevo. Y para rematar un cambio tan poco sutil como salir de Gran Canaria y aterrizar en Zaragoza. Que el clima no tiene nada que ver es obvio pero la forma de ser de la gente os puedo asegurar que tampoco, aunque pueda sonar muy mal.

Ese último cambio me sentó como un tiro. Aquí la gente es muy suya. Yo tuve que aprender a ser muy mía, a no exponer nada. Lo justo. Me puse encima una coraza y llevo tantos años con ella que me resulta hasta cómoda y práctica.

Llevo casi 23 años aquí y no hay forma. Mi marido y mis hijos son de aquí. Unos poco amigos son de aquí. La mayoría de mis amigos son de fuera aunque vivan aquí. ¿Lo más curioso? Que a la mayoría de los que puedo considerar amigos los he conocido en el 2.0.

En el 2.0 es donde me siento cómoda, donde me sé manejar, donde solo expongo lo que no me importa exponer. En el 2.0 fue donde empecé a hacer grandes amistades allá en el año 99 cuando empecé a meterme en el IRC- Hispano. Allí mismo fue donde conocí a mi marido también. Si ha llovido desde entonces... Y puede que a aquellas amistades apenas las vea, que apenas coincidamos siquiera en estilo de vida, que incluso no hablemos en meses pero son las amistades que siempre han estado ahí, las que nunca dan la espalda, las que siempre tienen un pañuelo que tenderte y si hace falta hasta te suenan los mocos. Y, por supuesto, ahí estaré yo para esas amistades también.

En el 2.0 me sé expresar, sé decir lo que quiero en diferentes escalas. En el mundo real no. No me sale. Se me atasca. No me importa realmente, o no me importa tan apenas. Esto es porque cuando conoces a alguien nuevo y hay feeling poco a poco y con cuidado voy enseñando parte de lo que llevo dentro. ¿Y sabéis qué? Y no es pecar de orgullo... cuando se me conoce la gente, por lo general, se queda. No soy mala persona, soy franca y voy de frente y cuido de las personas a las que quiero y aprecio.

Soy asocial, sí, pero mi puñadito de amigos para mí son un mundo que dan un gran valor a mi vida. Soy asocial y creo que no tengo ni remedio ni ganas de remediarlo.

Y sí, soy asocial pero me encanta escribir en este blog, hablaros y contaros mis tontadas por las redes sociales y leeros. Me encanta que me contéis vuestras anécdotas, que nos podamos reír juntas. Y encima os siento supercerca. Algunas ya sois como viejas amigas con las que quedar a tomar un café. Lo más extraño es que si quedáramos de verdad seguramente sería un corte monumental. Qué rarita soy...

Si aun con todas mis rarezas me queréis seguir ya sabéis que me tenéis en facebook y en twitter,

Pequeñas personitas

Madre loca e inquieta a la que le encanta escribir y compartir las experiencias y vivencias que me ha traído este desbordante mundo de la maternidad. Mi máxima: EL HUMOR. Porque con humor se vive y se aprende mejor.

3 comentarios:

  1. Me siento identificada, la verdad. Así que aunque cada persona es diferente, creo que más o menos te entiendo. Besos asociales! ;)
    (en persona no me van los besos ni los abrazos, pero en el 2.0 puedo soportarlos. Mientras no me llamen "guapi"). XD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi los besos y los abrazos tampoco me van jajajaja me salen un poco... forzados!!!
      Muaksss

      Eliminar
  2. Ainsss y aun así te queremos un motón.
    Besos de otra asocial.

    ResponderEliminar