Queridos hijos, me uno al Club de Malasmadres

Queridos hijos:


Hace poco me he unido a un club muy especial donde me siento acompañada y comprendida. Se llama el Club de Malasmadres. Claro que había más donde elegir, pero no como eran mas sosos y bastante pan sin sal nos toca en esta vida pues preferí unirme a este. Mirad hijos, si hasta me han dado una insignia! Son geniales las mamás de este club!
El nombre del club... Vosotros tranquilos. Que no es que seamos malas, es que reconocemos lo que hacemos mal y en vez de llorar por ello pues nos reímos un rato. Se llama terapia positiva.


Que qué hacemos mal? Bueno... Ya sabéis... Cosas como olvidarnos el almuerzo en la entrada de casa, dejaros el ordenador para que os calléis un rato, pedir una pizza porque mami esta demasiado cansada para cocinar...

Ya, ya se que son cosas completamente normales. Que a todo el mundo, sean o no mamás, se les olvidan cosas. Que todos necesitamos un momento para respirar a solas. Y que no siempre tenemos ganas de hacer lo que tenemos que hacer.

Bueno, pues estamos en el club porque cuando te dan el diploma de madre mucha gente se cree que tenemos que ser perfectas en todo. Que tenemos que ser mujeres guapas y divinas y en casa mamás cubiertas de harina. Que tenemos que tener una profesión o un trabajo en la calle y en casa ser multitarea (cocinar, limpiar, planchar, administrar, educar y un largo etc que roza el infinito). Que tenemos que olvidar las amistades porque ahora tenemos hijos. Que tenemos que llegar a todo con las mismas horas al día que el común de los mortales. Que tenemos que ser madres abnegadas y perfectas conociendo todas la verdad sobre crianza, alimentación y educación. Y encima fingir ante el universo que somos mujeres plenamente realizadas, felices y contentas y que todo lo hacemos bien. 

Si, hijos mios, ya se que yo hago lo que puedo y estoy muy contenta por ello. Procuro aguantar los gritos, disfruto de los baños comunales y de la cama-patera, nos pringamos con pintura hasta las cejas sin importar lo que manchemos, voy con la teta afuera aunque llame el vecino al timbre. Intento enseñaros con el cariño, el respeto y el amor que os merecéis.

Pero a veces mamí esta demasiado cansada. A veces tiene hasta ganas de llorar. Y aunque a veces los nervios me pueden es más sano reír, porque descarga más esa carcajada que el llanto sin fin. ¿A que cuando te das un coscorrón mami se ríe para que te rías tú? Claro, porque así no duele tanto. Pues las mamás de este club hacemos lo mismo. Nos reímos para que no nos duela por dentro.

¿Y sabéis qué? Todos los días eligen una frase genial y la cuelgan para que podamos reír bien a gusto. ¿Y sabes qué, hijo mio? Tú fuiste protagonista de una!! Mira, mira!!


Queridos hijos, hay dos opciones en la vida: sufrir o reír. Ya sabéis cuál es la mejor opción. Desdramatizar el día y a día, que total, tampoco importa lo que piensen los demás, lo que importa es cómo lo vemos nosotros. 


Pequeñas personitas

Madre loca e inquieta a la que le encanta escribir y compartir las experiencias y vivencias que me ha traído este desbordante mundo de la maternidad. Mi máxima: EL HUMOR. Porque con humor se vive y se aprende mejor.

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