Este post no va de azúcares, ni de lo que es saludable ni ninguna de estas cosas. La verdad es que en mi caso no tengo manías con que mis hijos coman alguna chuche de vez en cuando. Mis hijos no comen caramelos sencillamente porque a mí me dan pánico.
Fuente: Allsorts4u |
En cada familia los adultos a cargo de los peques tienen sus manías y miedos en relación a lo que sus retoños ingieren y, en mi caso, son los caramelos lo que más me preocupa. Alguna vez nos ha pasado que les han dado caramelos sin preguntarme y, afortunadamente, mis hijos se lo saben y me los dan sin abrir. Otras veces que me preguntan doy las gracias pero los rechazamos. No les voy a dejar comerlos. Si es un caramelo duro con lo único que me siento más o menos cómoda es con una piruleta.
Es curioso porque recuerdo que con la edad de mis hijos yo comía caramelos y chicles y recuerdo que mi madre me decía que tuviera cuidado de no tragármelos y ya. Sin más. Veo a muchos peques de la edad de mis hijos comiendo caramelos y tampoco pasa nada. El problema es mío, ciertamente.
Cuando yo tenía unos 16 años, estando en el cole, me metí un caramelo en la boca como tantas otras veces. Creo recordar que era alguno tipo Halls. Yo siempre llevaba caramelos encima por si me daba tos o sentía la boca seca o simplemente me apetecía. Ese día no sé cómo ocurrió pero se me fue el caramelo hacia la garganta y se me quedó completamente atravesado. No podía respirar, no podía hablar ni pedir ayuda, me daba golpes encima del pecho... nada. La verdad es que en aquel momento pensé que ahí me quedaba. Como pude fui al baño corriendo y me metí los dedos en la garganta para intentar forzar el vómito y que aquel caramelo saliera de mi. No lo conseguí pero al menos se movió un poco. Me dolía horrores pero podía respirar. Ya era mucho para como se estaba poniendo de mal la cosa. El caramelo tardó horas en deshacerse y yo estuve días con muchísimo dolor en la garganta y en el pecho.
Desde aquel día cogí mucho respeto a los caramelos duros y los que tienen un tamaño ideal para quedarse atorados en una tráquea. Me pasé a los smint que por lo menos me daban la seguridad de que iban a pasar sin ningún problema.
Cuando mis hijos me empezaron a pedir caramelos valoré las opciones. Yo sé más o menos el trago que aguanto, pero... ¿qué tamaño tiene la tráquea de mis hijos? ¿qué puedo considerar seguro? ¿y si les permito comer uno pequeñín y luego alguien le ofrece uno mayor y se lo echan a la boca sin estar yo delante? Mi abuela decía que ante la duda, la más cojonuda. Prohibidos todos los caramelos duros y mis hijos bien concienciados sobre el tema.
Es cierto que igual es muy exagerado el tema pero como a mí me tocó aquella experiencia y a menudo me encuentro leyendo artículos con un final desastroso y doloroso en niños pues prefiero evitar ocasiones y, por extensión, los peligros.
A cambio, sí les dejo comer algún caramelo masticable tipo sugus o gummy jelly, y aun así saben que de golpe a la boca no, a mordisquitos.
¿Vosotros tenéis algo que os de miedo que se echen a la boca o pensáis que son exageraciones?
Yo la verdad no he visto ningun caso con los caramelos aunque siempre me ha dado mucho miedo, porque mi pareja se atraganto con un pelotazo! y un poco más y no lo cuenta, con que siempre he pensado que gracias a que el pelotazo se deshace... si hubiera sido un caramelo no lo cuenta.
ResponderEliminarCon cualquier cosa nos podemos atragantar pero si tenemos en cuenta la consistencia de algunos alimentos yo creo que es mejor ser precavidos y evitar riesgos.
EliminarYa ves... con un pelotazo, quién lo iba a pensar? menos mal que quedó en un susto y ya está
Yo al mayor, no le dejé comer chicle hasta que fue a 1º de Primaria ( siempre quería así que el puse una fecha por hacer algo... Me pareció que Primaria = se creen más mayores... Mira, no sé... ).
ResponderEliminarLa peque de momento no lo pide así que mejor que mejor y como ni su padre ni yo somos de comer muchos chicles ( excepto en aviones y tal... ).
Porque a mí, al igual que los caramelos duros, el chicle siempre me ha dado pánico.
Pero no te lo pierdas, las gominolas ahora también han pasado a la lista negra ( para los míos no que creo que ya " controlan", sino para los más peques ) desde el momento en que mi sobrino casi se atraganta...
Ay... Mamis y miedos, miedos y mamis... Pero es mejor prevenir que curar...
Besotes
Ay hija, si es que leemos y vemos tantas cosas que al final nos da miedo todo. Aquí las gominolas saben que a bocaditos, que de golpe a la boca nada que si no me pongo nerviosa.
EliminarBesotes guapa
¡¡¡Hola!!!! Mis hijos ya son mayores(universitarios) pero siempre he tenido miedo a esto y no les dejaba comer caramelos, supongo que porque a mi madre y a mi abuela les pasaba igual, temían los atragantamientos y aunque nos podemos atragantar con cualquier cosa, un caramelo duro es como más letal.
ResponderEliminarEl problema vino en el cole, a veces les daban bolsitas de chuches que traían caramelos y alguna vez salían del cole, corriendo y con el caramelo en la boca, y a mí se me paraba todo. O en las excursiones, cumples...es lo malo, que en cuanto empiezan a hacer vida más allá de nuestra casa no podemos controlarlo todo.
Pienso que haces muy bien en enseñarles e insistir en que no los coman. Yo insistía pero ya te digo que a veces, si todos los niños los comen pues ellos también, así que si insistimos seguro que ayuda.
Un besito.
Hola!! Definitivamente no podemos controlar todas las situaciones pero bueno, por lo menos que por intentarlo que no quede... Nuestra labor es minimizar los riesgos pero conforme crecen van surgiendo más y más cosas...
EliminarBesotes!
Comparto tu miedo a los caramelos y lo amplío a los sugus. Todo lo que se le pueda quedar pegado también me da miedo, así que con palo y con mucha precaución...
ResponderEliminarHija, cada una tenemos nuestros miedos y no hay vuelta de hoja. A llevarlo como medianamente podamos y a intentar evitar ocasiones que nos den angustia
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