Hace un par de días una mamá dejó un comentario de forma anónima en la entrada Crónica de una madre colapsada. Es un post antiguo pero al leerlo a día de hoy me vienen a la mente momentos de profundo estrés que a día de hoy están más o menos superados. Esta entrada va por esa mamá que ahora mismo lo está pasando realmente mal y por todas las mamás que están en ese mismo punto.
Vamos por partes. Cualquiera que me conozca sabe de sobra que antes de ser madre a mí no me gustaban los niños y también lo he dicho en este blog en más de una ocasión. Mi instinto maternal era nulo y mi primer embarazo fue una mezcla entre oh qué ilusión y OMG qué clase de madre voy a ser si a mí no me gustan los niños, si yo no valgo.
Cuando tienes a tu hijo en brazos por primera vez vuelan todas las dudas. Te conviertes en una heroína digna de la mejor película de ciencia ficción con superpoderes que jamás hubieras pensado que podías albergar. Pero (siempre hay un pero) a los días llega el cansancio, el agotamiento tanto físico como mental, que hace mella y muy profunda.
A veces quieres escapar, quieres huir un rato pero estás atrapada porque no es solo que seas madre, es que esa personita que has traído al mundo es tu bebé y te necesita constantemente y lo que es más, te necesita al 100%. Aquí llega lo complicado... muchas veces hay sentimientos encontrados entre querer un rato para una misma y pensar que eso no está bien, que no es de una madre como debiera. Que querer un rato para una a lo mejor no es necesitar ese rato realmente. Que la peluquería puede esperar porque aunque el pelo sea ya tricolor (tinte, raíces y canas) tu bebé no puede vivir 2 horas sin tí. Que las pelambreras de las piernas pueden esperar un mes más sin depilar porque total, tu cachorrillo te va a querer igual. Suma y sigue...
Fuente: inatal.org |
La cuestión a veces, y esto lo ves con el tiempo, es que si una madre se siente agotada, cansada, atrapada o mil calificativos más, no está mal el delegar un ratito. Si necesitas media hora para bajarte a tomar un café al bar sin oír lloros ni cambiar pañales, pide a tu pareja, a los yayos, a tu amiga del alma, a alguien de confianza y con quien sepas que el bebé va a estar bien, un poco de ayuda.
No pasa nada por admitir que somos personas además de madres y que necesitamos una pequeña desconexión de vez en cuando para ser buenas madres. Porque cuando estás saturada, cuando estás hasta la seta de oír lloros, de no dormir, de no descansar, etc no puedes estar al 100% para tu bebé.
Aquí pongo mi pequeño matiz personal y particular: no "me parece bien" dejar al bebé por sistema o como rutina. Quiero decir, yo, a título individual, no he dejado nunca a mis hijos los martes por la tarde para que esa tarde sea mía, por ejemplo. O no dejo a los niños en casa de los abuelos los sábados por irme a cenar con mi marido, por poner otro ejemplo. Pero son cosas que yo no hago. No significa que quien realmente lo necesite y lo haga esté mal.
Yo sí me he bajado un rato sola a tomar un café tranquila, o a comprar el pan o mi marido se lleva a los niños de casa para que me pueda dar un baño relajante. La cuestión es poder desconectar de vez en cuando para no acabar loca perdida.
Es muy difícil cuando los bebés son recién nacidos pero os prometo que la cosa va cambiando según crecen. A ver, que sigue habiendo momentos de saturación total y sigue habiendo momentos de querer coger la puerta para no volver, pero esto siempre va a ser así. Lo que pasa es... que ellos cada vez te necesitan menos para absolutamente todo y, por extensión, vas ganando algo de tiempo para tí.
Mis consejos para cuando creas que ya no puedes más son:
- Cierra los ojos, respira hondo y vuelve a abrir los ojos y a mirar a esa pequeña personita que te necesita.
- Cambia el chip y piensa que eres la mejor madre que existe para tu bebé.
- Disfruta de cada segundo porque ya no vuelve y los bebés crecen a pasos agigantados.
- Graba cada instante, cada gesto, cada avance en tu mente y que no se te olvide que tú has estado a su lado en cada pequeño logro.
- Sé consciente de que has creado vida y esa vida hay que amarla y disfrutarla.
- Ámale con toda tu alma porque tu bebé te quiere de la misma manera.
- Disfruta de la maternidad porque es el mejor regalo de la vida.
Simplemente, tú eres la mejor madre que existe. No dejes de luchar por tu bebé nunca. Y pide ayuda cuando la necesites, nunca estamos completamente solas. A veces, el simple hecho de poder hablar de ello, de cómo te sientes y de tus miedos sirve como terapia.
Me has descrito... Mi hija tiene seis meses y medio y últimamente me siento tsn colapsada... Discuto con mi marido a cada rato, estoy gritona, me mareo, la niña llora más y yo más me pongo nerviosa... Pero luego la miro y parece que todo se pasa. Vale la pena el cansancio
ResponderEliminarPues si, suscribo todas tus palabras. Yo tampoco soy de dejar a Valkiria por sistema con nadie, pero si que ha habido momentos que he necesitado ratos para mi. ahora que ya tiene dos años la cosa es mucho menos agobiante, pero los primeros meses y sobretodo para mi, mientras dura la lactancia, es una relación tan estrecha que a veces llega a ponernos al limite. Y no somos peores madres por admitirlo!
ResponderEliminarMe siento totalmente identificada. Yo tampoco dejó a mía hijos por rutina, no me gusta,entre otras cosas por que, a pesar de que necesitó mi ratito, no puedo vivir sin ellos, aunque me vuelvan la cabeza loca, me destrozen la casa.... Los amo!!!!. Nunca he discutido tanto con mi marido como desde que tengo al pequeño, el pobre es mi sacó de boxeo cuando estoy al límite. Ánimo chicas, somos Las Mejores madres!!!!!!
ResponderEliminarMe siento totalmente identificada. Yo tampoco dejó a mía hijos por rutina, no me gusta,entre otras cosas por que, a pesar de que necesitó mi ratito, no puedo vivir sin ellos, aunque me vuelvan la cabeza loca, me destrozen la casa.... Los amo!!!!. Nunca he discutido tanto con mi marido como desde que tengo al pequeño, el pobre es mi sacó de boxeo cuando estoy al límite. Ánimo chicas, somos Las Mejores madres!!!!!!
ResponderEliminarMuy buena reflexión. Recuerdo los primeros días, las primeras semanas, los primeros meses, todo me superaba y es que no sabía qué hacer y sí, no dejaba a la peque con nadie, hasta que una amiga un día me dijo, no puede ser que estés así, vamos a dejar a la niña con tu madre, este par de horitas hasta que quiera mamar y te vienes al bar de abajo conmigo a comerte un bocata y hablar de nuestras cosas. Esa desconexión me hizo ver que no era peor madre por hacerlo y que a veces, cuando realmente lo necesitas todo esto es necesario y le va bien a todos los integrantes.
ResponderEliminarPor regla general no la dejo con nadie, ya estoy suficientemente lejos de ella por trabajo, pero hay veces que una pequeña distracción no nos viene mal.
Saludos
Me he sentido muy identificada con tu segundo párrafo! Pensaba que era rara pero veo que no.
ResponderEliminarAy, me voy a cerrar los ojos y a respirar un rato. XD