Se nos echa encima el verano y mucho me temo que este año nos volvemos a quedar sin vacaciones. Ya he perdido la cuenta de los años que llevamos castigados sin salir de la ciudad entre unas cosas y otras. Antes me daba más igual pero la verdad es que me encantaría poder disfrutar de unas vacaciones en familia.
Yo soy de playa. No me va el rollo ir a conocer lugares y pegarme unas andadas monstruosas visitando sitios a la carrera y con la agenda repleta de actividades. Respeto a quien le guste pero a mí las vacaciones me gustan para descansar, recargar pilas y desconectar. Y para eso, mi paraíso particular es la playa.
La primera vez que fui con Costillo a la playa aún éramos novios y se quedó completamente asombrado del cambio que sufrió mi carácter... oye, que si la música amansa a las fieras pues a mí me amansa la playa. Me cambia el humor, la cara, la voz... todo. Me relajo tanto que parezco otra.
Es curioso que en aquella época, antes de pensar siquiera en ser madre, miraba a los niños que jugaban alrededor nuestro con sus cubos, sus palas y rastrillos y hacían castillos, cavaban fosos y se pringaban de arena hasta arriba y pensaba... "el día que tenga que hijos lo gozaré a lo grande con ellos". Porque sí, porque yo de niña lo gozaba y lo disfrutaba y son recuerdos que atesoro con mucho cariño en mi mente.
Pero oye, las cosas vienen como vienen, Adri tiene 3 años y Erika 2 y aún no hemos podido hacer realidad unas vacaciones en familia en la playa añorada. Por esto, cuando Madresfera nos planteó un concurso donde poder ganar unas vacaciones gracias a la Fundación Pere Tarrés pues no dudé en participar.
Para quienes nos conozcáis la Fundación Pere Tarrés os diré que es una organización no lucrativa que se dedica a actividades sociales y de educación. Entre muchísimas actividades que hacen y proyectos en marcha llevan una sección de vacaciones en familia. 6 casas repartidas en la Costa Dorada y el Pre-Pirineo que harán disfrutar a peques y mayores.
Si tuviera la suerte de que me tocara sin ninguna duda elegiría la casita de Calafell. Cerquita de la playa para poder ir con los peques por la mañana a bañarnos, jugar con la arena, a hacer castillos... a disfrutar.
Fundación Pere Tarrés |
Y luego por la tarde podemos dedicarnos a dar un paseo, a hacer alguna actividad, a conocer algún sitio cerquita, sentarnos en un velador a comer un helado o lo que surja. Y luego ya a cenar y a dormir.
Lo más importante es que estaríamos los 4 juntos, que disfrutaríamos, que haríamos piña, que saldríamos del batiburrillo de prisas que nos rodean siempre y nos conoceríamos más en un ambiente relajado y distendido. Sin prisas, sin horarios marcados y sin el corre-que-te-pillo que nos suele rodear.
¡Ay si nos tocaran esas vaciones en familia soñadas! Más contenta que unas castañuelas me iba a poner yo. Me encantaría ver la cara de mis hijos en la playa y me encantaría sentirme niña otra vez junto a ellos. Pero bueno, si no puede ser... pues siempre nos quedará la piscina.
¿Y vuestras vacaciones en familia ideales cómo son?
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¿Te vas a venir a veranear por mi zona como te toque el premio? ¡Que te toque, que te toque!
ResponderEliminarPues no me tocó, así que otro año sin salir jajajajaja
EliminarOjalá te toque, si es así ya contarás eh?
ResponderEliminarNada, contaré nuestros días piscineros XD
EliminarPues ojalá te toque porque unas vacaciones como dios manda dan la vida y si es en familia mejor que mejor... Mucha suerte guapa!
ResponderEliminarNo ha habido suerte, pero seguro que si no es el año que viene, el siguiente podremos
EliminarMuaks